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¿Tuvimos un hijo novel Chapter 176

Capítulo 176

– También soy muy afortunada por haberlos conocido –dijo Anastasia.

– Tu madre dio su vida para salvar a Elias y tú salvaste a Miguel en el extranjero, asi que ya te considero parte de nuestra familia luego de estos dos nobles actos.

De pronto, Miguel se vio sorprendido y comentó:

– Abuela, ¿a qué te refieres? ¿Qué quieres decir con que la madre de Anastasia salvó la vida de Elías? ¿Qué sucedió?

Eva giró en su dirección y respondió:

–Después de haber estado en el extranjero durante tantos años, es muy normal que desconozcas esta situación: secuestraron a Elías cuando tenía 6 años, y la madre de Anastasia dio su vida para salvarlo, por eso, estamos en deuda con ella y con toda su familia,

Los ojos de Miguel se abrieron de par en par, sin poder comprender lo que acababa de escuchar, pues jamás se imagino, ni siquiera en sus sueños más locos, que Elias y Anastasia tuvieran un acto de bondad que también los uniera, lo que lo llevaba a pensar en que esa podría ser la razón por la cual Elias se mantenia al lado de Anastasia

También querrá compensar a Anastasia por todo lo que ha hecho, al igual que yo? ¡El hecho de que Elias tomara control sobre la joyeria y el hecho de que siempre está en el Estudio de Joyerias Burgués, solo puede significar que el también quiere pagar a Anastasia por su acto de bondad!».

De pronto, Eva dijo:

– Necesito ir al tocador.

–Senora Palomares, iré con usted – dijo Anastasia rápidamente mientras dejaba sus cubiertos y se levantaba para acompañar a la anciana. Mientras tanto, Eva camino felizmente junto a Anastasia en direccion al sanitario.

En el momento en que cerraron la puerta, Miguel miró a Elias con una mirada severa.

– Elias, equieres conquistar a Anastasia?

Al escucharlo, Elías respondió sin dudarlo:

–Si.

–Tratas de pagarle lo que su madre hizo por ti o en verdad te gusta? – preguntó Miguel sin rodeos

– Ambas razones son válidas para mi–expresó Elias en voz baja, aunque, de hecho, se negaba a aceptar que iba detrás de la misma chica que su primo.

–A mi me gusto primero, asi que no deberíamos enfrentarnos por su afecto – dijo Miguel inientras apretaba uno de sus puños con fuerza.

– Quien lo hizo primero no tiene relevancia aqui, el merecedor de su afecto debe ser quien sca mas capaz, o quizás, para ser más exactos, que sea olla misma la que decida.

– Muy bien entoncre hay que compartir–dro Elias de airerdo con su solución, sobre todo porque seria la mejor manera en la que eu parentesco no se vería aferrado

Prodepura Anastasia cutaba abcorta disfrutando de su comida, cuando de repente, sintió como alguen descrita algo en su plato, che momento penso que trataba de Miguel, pero se dio quenta de que la comida provenia de otra ducacion, asi que levanto la vista y descubrio que era Elias quien la mraba, por lo que había sido el quien le sirvió la comida

Al instanic, lo miro aturdida y le lanzó una mirada de advertencia, pues no queria que Eva pensara que cran demasiado cercanos. Mientras tanto, Migucl lo vio todo con lujo de detalle y no pudo cuat schurne desilusionado, scrita como si Ciuvichi un pavarra de el, ni siquiera pudo cvilar descar babcrschecho cargo de Estudio de Joyerias Burgues para que Anastasia trabajara para cl. posteriormente, poder cortejarla todos los dias durante las horas de trabajo. Ahora, ella cra la subordinada de Elias y ciena la manera perfecta para aprovecharse de la situacion. El hombre se senua tan abando, quc hasta la comida le parecio muy 4040 e insipida, era como si cada bocado quc daba se convirtiera en polvo dentro de su boca,

Por fin, la comida terminó y Elias echo un vistazo a la hora antes de decirle a Eva:

– Abucla, ya lengo que regresar a la oficina

–¿Que? ¿Te vas tan pronto? – Eva estaba sorprendida.

– Si de una vez llevaré a la señorita Torres conmigo, ya que vamos al mismo lugar.– En cuanto

Elías terminó de hablar, se giró hacia Anastasia, quien seguía sentada—, vamos –dijo él.

Al tiempo, Anastasia se quedó confundida durante unos segundos hasta que tomó su bolso y se despidió de Eva.

–Señora Palomares, nos vemos otro día.

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