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¿Tuvimos un hijo novel Chapter 153

Capitulo 153

Mientras que sostenía su propio vaso en la mano, Anastasia hizo una llamada interna y le pidió a Gabriela que enviara otro vaso de agua; de repente, algo cruzó por su mente. No reaccionó mucho cuando Elias había estado bebiendo de su mismo vaso en su casa todo ese tiempo, entonces, ¿por qué reacciona de esta manera ahora? ¿Por qué mostró una enorme reacción cuando todo lo que hizo Miguel fue intentar tomar de su vaso?

–¿En verdad vas a cenar con nosotros esta noche? – preguntó Anastasia de forma inconsciente, al mismo tiempo que le daba un sorbo al agua de su vaso.

–Quiero invitarlos a una cena elegante –respondió Miguel mientras que tomaba el agua de manera formal.

–Está bien. Tengo trabajo que hacer, por favor, espera hasta que yo salga del trabajo –pidió ella, él le devolvió su asiento, se levantó y de repente pensó en algo.

–Voy a buscar a Elías, te veré en un rato.

–De acuerdo –asintió Anastasia con la barbilla recargada en sus manos. No obstante, cuando Miguel estaba en la puerta, se dio la vuelta de manera abrupta para ver a la mujer detrás del escritorio.

–Anastasia, ceres cercana a Elías?

–En lo absoluto, para nada somos cercanos –respondió reflexiva mientras asentía. Él sonrió antes de abrir la puerta y salir de la oficina, por lo que Anastasia por fin puedo exhalar de alivio para consolarse a sí misma.

«¿Por qué me siento como si estuviera en una relación secreta con Elías? ¿Por qué necesito seguir diciendo mentiras? Ahora que lo pienso, no hay nada entre Elías y yo, entonces, ino se considera como una mentira!», pensó. Después, tomó su teléfono y le mandó un mensaje al hombre.

«Voy a cenar con Miguel y Alejandro esta noche, asi que no podré cocinar la cena».

Luego de mandar el mensaje, respiró profundo con alivio al pensar en la posibilidad de descansar por una noche; en ese momento, Fernanda tocó su puerta y entró a la oficina mientras que la seguía una jovencita detrás de ella.

–Anastasia, tienes una clienta –comentó. Aunque tenía experiencias traumáticas con clientes que solicitaban productos personalizados, Anastasia se levantó con rapidez para saludarla con amabilidad.

–Hola.

–Señorita Torres, tengo una amiga que está interesada en sus diseños. Quiere personalizar un collar para su novio.

–No hay problema, por favor, tome asiento. ¿Por qué no vino su amiga con usted?

– Claro, no hay problema. Lo añadiré al diseño –asintió Anastasia.

–Genial. ¿Qué hay del precio?

–¿Cuál es el presupuesto de su amiga? —preguntó Fernanda metiéndose en la conversación.

– Alrededor de cinco millones —respondió, por lo que Fernanda y Anastasia intercambiaron miradas.

«iParece que la amiga de esta señorita es adinerada! Ese sí que es un presupuesto atractivo».

–Ya veo. Por favor, tenga fe en la señorita Torres. En definitiva, ella le presentará el mejor diseño; aparte, nuestra artesanía y los materiales que usaremos son sin duda alguna unos de los mejores de la industria.

–Está bien, dejaré un depósito de dos millones a nombre de mi amiga y el balance será pagado después de que el producto esté listo.

Luego de eso, Fernanda acompañó a la señorita fuera de la oficina, mientras que Anastasia estaba de repente muy motivada. Nunca creyó que una orden tan generosa, la cual la dejaba obtener un 3% de comisión y también un bono de fin de año, se le presentaría por si sola. Para ella, en verdad que esto era una pequeña fortuna.

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