Capítulo 150
–Van a ser 5,888, igracias! –mencionó el mesero con una sonrisa. Los ojos ovalados de Anastasia se abrieron de par en par cuando escuchó el precio demasiado costoso que tenía la taza de café.
–Eso no tiene razón de ser tan costoso!
–El café fue preparado con granos de la calidad más fina, así que, en definitiva, vale la pena su precio –añadió el mesero, dejando sin palabras a anastasia.
«El café me costó una fortuna a pesar de que apenas y le di un sorbo, ni siquiera pude deleitar su sabor».
–Está bien, solo dame el recibo, dame el café para llevar también y de una vez agrégale algo de hielo, azúcar y crema, por favor –ordenó. Luego, sacó su tarjeta y se la pasó a un mesero que estaba atónito. De inmediato, este le pidió a su colega que empacara la bebida, sin embargo, las acciones de Anastasia hicieron que Lidia, quien estaba sentada al lado de la ventana, se burlara de ella.
—Disculpa, Anastasia. Olvidé que eres una trabajadora de cuello blanco ordinaria. iCalculo que esa taza de café te costó alrededor de la mitad de tu salario mensual!
Anastasia no se molestó en contestar y tampoco se inmuto por las miradas inusuales de los meseros que estaban por ahí. Cuando el mesero le dio su café, lo tomó y se fue de ahí sintiendo el pecho inflado; al ver eso, Lidia estaba tan enojada que apretó los dientes.
« Anastasia en verdad es un hueso duro de roer», penso. Ya casi era la hora de la comida cuando regresó a su oficina, por lo que decidió invitar a Fernanda a comer y le contó todo lo que sucedió ese día.
–¿Qué? ¿Fue mala persona contigo? —preguntó Fernanda en shock.
–¡Sí! Incluso intento obligarme a dejar a mis amigos, así que me complicó las cosas de forma deliberada. Para nada era su intención hacer negocios conmigo –agregó Anastasia, iy eso que aún no mencionaba el incidente del café!
–En ese caso, haré una solicitud con la gerencia para que la indemnicen por los daños y perjuicios. No puedo dejarte en una situación difícil debido a esto –respondió Fernanda siendo razonable.
–Lamento la molestia –respondió Anastasia asintiendo.
–No te preocupes. No podemos dejar que nadie nos moleste por esto, ¿eh? —sonrió Fernanda.
Aparte, con Elías de tu lado, inadie te puede poner un dedo encima!»,
Alrededor de las 2:00 de la tarde, subió a la oficina de Elías, quien estaba sentado en el sofá leyendo un documento. El hombre mostraba una gran eficiencia de trabajo: la gran pila de documentos que estaba en su escritorio esa mañana se había desvanecido y nada más quedaban algunos documentos restantes.
–Presidente Palomares, tengo algo que reportarle –dijo Fernanda.
«¿Molestaron a esa mujer?».
Por el otro lado, lo primero que hizo Fernanda al llegar a su oficina fue llamarle a Lidia, la invitó para que pudieran hablar de forma personal sobre la indemnización por daños y perjuicios sin mencionarle que Elías quería verla en persona. Fue una coincidencia que Lidia se encontrara
cerca, así que llegó en máximo veinte minutos; a partir de ahi, Fernanda fue a la oficina de Anastasia para informarle que Elias se iba a encargar de la situación con Lidia, lo cual la dejó pasmada
–¿Siquiera tiene tiempo para lidiar con esto?
––Anastasia, icrees que Lidia va a recibir la indemnización por daños y perjuicios?
–Sería muy afortunada si en verdad la obtiene; sería como si ganar dos millones fuera tan fácil como ir a caminar al parque. Yo también lo hubiera hecho si fuera un buen trato –comentó Anastasia con los ojos brillosos al descubrir una nueva manera de hacerse rica.
–No seas ingenua, eso es un crimen, es más realista ir a trabajar –añadió Fernanda y con eso, dejó la escena con una sonrisa.
Anastasia apoyó su barbilla en su brazo y dejó de lado el pensamiento; veinte minutos después, Lidia llegó a su oficina junto con su mejor amiga, por lo que Fernanda las invitó a pasar a la antesala y las saludo de forma cálida.
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