Capítulo 594 Jamás habría pensado que el hombre que ensució a su hija era el Dragón Negro, el guardián y Asclepio de Sol. Este fue el hombre que protegió al país contra las amenazas externas y cambió el rumbo de la competencia en la conferencia médica de este año.
No había forma de que pudiera procesar a un hombre así en la corte. Esto no fue suficiente para cambiar el hecho de que su hija era la que sufría.
“James, no es imposible para mí retirar el caso. Todo lo que tienes que hacer es casarte con mi hija. Aunque te estaban incriminando, Tiara también es inocente. Ahora que ya no es virgen, tienes que asumir la responsabilidad de eso”. James frunció el ceño. “Zigmund, olvidas que tengo una esposa”.
Con voz tranquila, Zigmund respondió: “Escuché a Thea exigiendo divorciarse de ti fuera de la corte en este momento. Momento perfecto, diría yo. Si eso se lleva a cabo, podrá casarse con mi hija legalmente. Tiara tampoco está mal. Su belleza y talento no están por debajo de los de Thea”. James se frotó suavemente la sien. Qué problemático.
¿Divorcio?
De ninguna manera.
Amaba a Tea. Sin ella, ni siquiera estaría aquí.
Thea había pasado por diez años de angustia. Él había jurado hacerla la mujer más feliz del mundo para devolverle su amabilidad y compensar sus errores pasados. 1 “Zigmund, sabes que estoy casado. No me divorciaré de mi esposa. Casarme con su hija empañaría aún más mi buen nombre. No importa, solo procéseme en la corte. Voy a expiar mis crímenes yendo a prisión”.
“Ustedes…”
Zigmund estaba exasperado.
Con una expresión de impotencia, el Rey Alegre dijo: “James, todavía tengo un asunto que atender en el ejército. Te visitaré en prisión cuando esté libre. Esperemos que las fronteras de los Llanos del Sur permanezcan en paz. De lo contrario, se derramará sangre y se arruinará el sustento de la gente”.
El Rey Alegre salió lentamente.
En otra habitación de la corte…
Las lágrimas corrían por las mejillas de Tiara. Ella sollozó: “¿Por qué dejaste que ese bastardo quedara libre?”. Zigmund tenía una mirada de impotencia. “Escúchame, Tiara. Así es como es…”
Zigmund le dijo toda la verdad.
“¿Qué?” Atónita, Tiara exclamó: “¡¿E-Él es el Dragón Negro?!” “Sí.” Zigmund suspiró, “Estaba siendo incriminado. Afortunadamente, el Rey Alegre logró rescatarlo. Es por eso que pudo cambiar el rumbo de la competencia ayer. Habríamos perdido la herencia cultural de Sol ante un grupo de hombres despreciables si él no hubiera tenido éxito”.
“Entonces, dime. ¿Cómo puedo procesar al Dragón Negro en la corte? Es el excomandante en jefe de las Llanuras del Sur que ha hecho importantes contribuciones al país. Si lo proceso, los ciudadanos de Sol me lincharían”. Tiara se mordió los labios con frustración.
Nunca esperó que el hombre que tuvo sexo con ella fuera el Dragón Negro, el guardián de Se “Vamos, Tiara. Dejaremos este lugar y olvidaremos todo lo que pasó aquí. Todo estará bien.
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